sábado, 29 de junio de 2013

Pedro de Silva - Conciertos



 Pedro de Silva  

 


La música, como punto de encuentro, como mancha de calor. Treinta mil personas no olvidarán ya nunca su inmersión colectiva en su propia y mejor dimensión humana durante el concierto de Bruce Springsteen en Gijón. 

Pensaba en ello camino del trabajo, cuando veo, sentado en la acera, a un enjuto y atezado rumano, que podría tener la edad de Bruce y toca una flauta. Una madre tirando de su hijo pasa ante él, sin mirarlo, pero el niño se ha quedado prendido en la melodía y mira alegre atrás, una y otra vez, entre los tirones de mamá. 

Al músico, vuelto hacia el niño, le ríen los ojos mientras mueve la flauta y eleva el tono de la melodía para que el niño no se suelte del hilo. Nada hace más feliz a un músico que la vibración del cable que ha logrado tender con su público, un canal con corriente de ida y vuelta. A Bruce se le veía henchido y pletórico ante su público, al rumano también.


Conciertos - Faro de Vigo

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