"Una nación (?) es un grupo de personas unidas por un error común en torno a sus antepasados y una aversión igualmente común hacia sus vecinos".
«El concepto de patria es uno de los más sorprendentes, y quizás también uno de los más destructivos de la era moderna», dice el profesor Shlomo Sand. En su nuevo libro, When and How Was the Land of Israel Invented?, (Kineret, Zmora-Bitan Dvir, en hebreo), Sand analiza la actitud del movimiento sionista hacia ese territorio desde su concepción. Más particularmente se centra en descubrir cómo adoptó el sionismo la idea del «derecho histórico» a esa tierra y consolidó una ética basada en la memoria de un antiguo pueblo cuyos antepasados fueron hebreos que vivían en el reino de Judá, en el primer y segundo período del Segundo Templo. Según Sand, la tierra de Israel no fue la patria histórica del pueblo judío.
«El sionismo robó el término religioso Tierra de Israel [Eretz Israel] y lo convirtió en un término geopolítico», dice. «La Tierra de Israel no es la patria de los judíos. Se convierte en patria de origen a finales del siglo XIX y principios del XX, solo a partir del surgimiento del movimiento sionista».
El libro anterior de Sand, La invención del pueblo judío (Verso, 2009, traducido por Yael Lotan) levantó furor. Sand rechazó la existencia de un pueblo judío que se exilió hace 2.000 años y sobrevivió al exilio. La mayoría de los judíos de Europa del Este, según él, son descendientes de sociedades o personas que se convirtieron al judaísmo en suelo europeo. Este concepto contradice flagrantemente la Declaración de Independencia de Israel, donde dice que «Eretz Israel (la Tierra de Israel, Palestina) fue la cuna del pueblo judío. Aquí se formó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí lograron por primera vez su soberanía, crearon valores culturales de significado nacional y universal y legaron al mundo el eterno Libro de los Libros» [Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores israelí]. Sand sostiene que durante 2.000 años los judíos no constituían un pueblo y que solo la religión, las creencias y la cultura los unían.
Era de esperar que La invención del pueblo judío no se recibiera con aplausos en Israel. Sin embargo, su autor admite que no se imaginaba que el libro «caería como una bomba». Las reacciones negativas fueron diversas. Algunos rechazaron de plano la principal conclusión y los hechos históricos en los que se basó, mientras que otros desestimaron la investigación y afirmaron que no había nada nuevo en el libro, que todo era conocido y aceptado, al menos por los historiadores. (Por alguna razón ligeramente diferente, él también se decepcionó cuando la edición en lengua árabe del libro se publicó en Ramallah. A Sand no le invitaron a la presentación del libro, a pesar de que fue recibido en la Universidad Al Quds de Jerusalén por el presidente de la institución, el profesor Sari Nusseibeh).
Eso fue hace unos cuatro años, pero la hostilidad hacia él parece que se intensifica. Recientemente, cuenta, ha estado recibiendo más mensajes de odio y llamadas telefónicas obscenas. La semana pasada recibió por correo un sobre que contenía un polvo blanco y una carta denominándolo «antisemita» y «enemigo de los judíos», junto con la promesa de que sus días estaban contados.
La invención del pueblo judío estuvo en las listas de best-sellers en Israel durante 19 semanas y se ha traducido a 16 idiomas. Las versiones china, coreana, indonesia y croata están en marcha. En marzo de 2009, recibió el premio «Aujourd'hui», a la obra de no ficción o histórica, presentado por los periodistas franceses. Entre los ganadores anteriores del premio se incluyen académicos de gran prestigio como Raymond Aron y George Steiner.
Sand también acumuló una gran cantidad de horas de vuelo para dar conferencias sobre el libro en Francia, Gran Bretaña, Canadá, Estados Unidos, Bélgica, Japón, Rusia, Alemania, Eslovenia, Marruecos, Bulgaria, Hungría, Suecia, Finlandia, Noruega e Italia. El cajón de su escritorio y la bandeja de entrada contienen cientos de cartas de todo el mundo, tanto de judíos como de seguidores de otras religiones, que se adhieren a sus conceptos.
Sand es profesor de política y cultura del Departamento de Historia de la Universidad de Tel Aviv. Cuando camina por los pasillos del edificio Gilman, que alberga la Facultad de Humanidades (en la que él mismo estudió hace 40 años y a la que regresó como profesor después de 10 años en París), tiene un creciente sentimiento de soledad. Los colegas que alguna vez fueron sus amigos y lo invitaban a sus casas, pasan a su lado como si fuera invisible. «Solo sienten envidia», murmura Sand.
http://el-julepe-producciones.blogspot.com.es/2012/06/shlomo-sand-nunca-pense-que-los-judios.html
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