«–¿Alborotas
y te enojas al discutir? Luego no tienes razón».
«–Es que
hablo con imbéciles».
«–Pues
entonces el imbécil eres tú al intentar persuadirles a gritos.
El buen
argumento, como el proyectil de las armas modernas, debe salir de la mente sin
humo, sin fuego y con el menor ruido posible».
“Charlas de
café”
No hay comentarios:
Publicar un comentario