dicen los teutones.
- Miguel Angel García Rodríguez es Corresponsal en Berlín RTVE
Amigos y corruptos
Un amigo mío alemán me decía no hace mucho que los alemanes tienen
una especial habilidad para distorsionar la realidad con el lenguaje de
forma que consiguen, de la manera más convincente, que algo no exista
simplemente no hablando de ello.
Me extrañó el comentario porque, en principio, el idioma alemán pasa por preciso –lo que no quiere decir claro ni, mucho menos, sencillo. Poco a poco he ido comprendiendo a qué se refería.
Desde hace semanas aquí se habla mucho de un escándalo de nepotismo que afecta a diputados de Baviera. 79 diputados de los 187 del Landtag de Múnich tenían contratados a madres, esposas, sobrinos, hermanos y hermanas, cuñados y cuñadas, hijos, a cargo de sus gastos de diputado, como asesores o secretarios en las oficinas parlamentarias.
Por lo visto, eso era tan tradicionalmente tan frecuente en Baviera que en el año 2000 se aprobó una ley prohibiendo esos contratos a familiares hasta el 3º grado. Pero esos diputados habían encontrado la forma de encontrar una excepción a su caso particular. En total son 52 diputados de la CSU, 22, del SPD, 3 Verdes, 3 de los independientes. Como vemos, de casi todos los partidos representados en el Parlamento de Baviera (excepto FDP). Hay algunos casos muy curiosos como el de un diputado que tenía contratado a su mujer como secretaria y a sus dos hijos ¡de 13 y 14 años! , como asesores informáticos. Otro tenía a su madre, mujer y su hermana. Otro, el Presidente del grupo parlamentario, a su mujer, ¡con dos contratos!, uno como secretaria y el otro como asesora: sueldo final, 5.500 Euros al mes. Naturalmente, se ha formado un escándalo considerable.
Desde el año 1967 la CSU lleva gobernando Baviera de forma ininterrumpida ganando elecciones con porcentajes por encima del 45% de los votos y en algunas ocasiones por encima del 50%. Durante este tiempo se ha llegado a identificar CSU con Baviera y parece lo más natural del mundo que en Baviera, simplemente, gobierna la CSU y, como máximo, echa mano de algún voto prestado.
Algo así como antes sucedía con Cataluña y CiU o en el País Vasco con el PNV o en Andalucía, hasta hoy, con el PSOE. ¡Sólo que en Baviera es desde 1946! Si los diputados afectados fueran sólo de la CSU nos podríamos imaginar la que hubiera montado la oposición a cuatro meses de las elecciones de Septiembre (son una semana antes que las generales). Pero claro, socialdemócratas y verdes tienen también diputados que han contratado a sus familiares.
El escándalo ha servido para recuperar una expresión que parecía olvidada desde los tiempos de Franz Josef Strauss, que presidió la CSU desde 1961 a 1988: “Amigospartei”. Durante su dilatada carrera política, en la que lo más notorio quizá fue su fracaso como candidato a la cancillería en 1980, Strauss se vio sacudido por varios escándalos de componendas con empresas, sobornos de la Lockheed , financiación ilegal, cuentas en suiza, asalto a der Spiegel… De aquellos tiempos data la expresión “Amigospartei”, el partido de los amigos, que creo no necesita explicar y que ahora se ha recuperado para calificar un comportamiento de chalaneo entre “amigos” para llenarse el bolsillo.
Hago notar que la expresión elegida para hablar de chalaneos es una expresión española, una de las palabras quizá más bonitas de nuestra lengua. Para un alemán, la expresión “amigos” suena ya inevitablemente, a chanchullo… a corrupción.
¿Porqué no lo ponen en alemán?, me pregunto. Y entonces pienso en lo que me decía mi “amigo” de que los alemanes tienen una habilidad especial para ocultar lo que les interesa como si no existiera.
Conclusión: en Alemania no hay corrupción. Eso es cosa de los “amigos” del Sur.
He preguntado a dos colegas alemanes a ver si ellos llamarían corrupción al escándalo de los diputados de Baviera, y los dos me han respondido…
”No, eso no es corrupción, eso es Nepotismus”. Precisión alemana. El caso es que los políticos alemanes no son corruptos, sólo practican el nepotismo.
¿Es corrupción que Siemens pagara sobornos?. No, me responden, el corrupto sólo es el que recibe el dinero. Eso es Bestechung.
¿Es corrupción manipular el Libor (Deutsche Bank)? No, eso son prácticas de ingeniería financiera, Finanz-Engineering.
¿Es corrupción lo del Presidente de la República que se vende por un par de noches de hotel? No, me responden, eso es estupidez (Dummheit).
Miles de ricos alemanes han evadido fuera del país unos 400.000 mil millones de Euros. ¿Es eso corrupción? No. Eso es evasión de impuestos Steuerhinterziehung. Otra vez la precisión alemana.
Uno de cada tres alemanes contrata servicio doméstico en economía sumergida. ¿Es eso corrupción?, pregunto a mis interlocutores alemanes. No, eso es… normal.
Cuando la precisión lingüística no sirve, entonces sirve die Vernunft, el sentido común alemán.
Por los alrededores de donde TVE tiene la oficina, alrededores del Reichstag, pululan unos 5.000 lobistas de otras tantas empresas cuyo único trabajo es “convencer” a los diputados de que legislen en su beneficio… farmacéuticas, automóviles, acero, construcción, etc.
¿Es eso corrupción? No, dirán todos los alemanes a coro. Eso es legal. Y puede que deba serlo.
Y por si alguno cree que con este texto pretendo decir que en Alemania hay más corrupción que en España o algo parecido, digo expresamente que no.
He leído por algún lado (medio alemán) que hay más de mil políticos, diputados, alcaldes, concejales españoles investigados o imputados por corrupción (ahí sí figura con todas sus letras la palabra maldita). Nada que ver con Alemania. Entre otras cosas porque ya se sabe que el sector de la construcción ha sido la pocilga donde era muy fácil mancharse las manos.
Esa postura de los alemanes, que se resisten a que su país se identifique con la palabra corrupción tiene una visión claramente positiva. Aquí a nadie se le ocurre pensar que “todos los políticos son iguales, unos corruptos”. Si hay un político corrupto, hay un político corrupto y si son 100, son 100, pero no se generaliza porque, al generalizar, estamos también lanzando un mensaje de evaluación de toda la población.
Es decir, cuando en España se dice “todos los políticos son corruptos” se está diciendo “todos los españoles son corruptos”, porque los políticos no son más que el reflejo de la realidad.
¿Nos imaginamos los comentarios si un día los españoles se desayunan con la noticia de que 79 diputados del Congreso - o del Parlament de Cataluña o de Andalucía, me da igual- han contratado a madres, esposas o esposos, hermanas, cuñados, sobrimos o hijos? "Todos son iguales, unos corruptos", sería lo mínimo que oiríamos.
Así que no le doy la razón a mi amigo alemán. Los alemanes no niegan la realidad, lo que pasa es que no quieren pintar en trazo grueso la realidad para que no les alcance también a ellos el brochazo. Eso me parece muy inteligente.
La precisión en el lenguaje ayuda a poner las cosas en su sitio.
El caso es que en Alemania no hay corrupción. Eso es cosa del sur, ya se sabe.
Me extrañó el comentario porque, en principio, el idioma alemán pasa por preciso –lo que no quiere decir claro ni, mucho menos, sencillo. Poco a poco he ido comprendiendo a qué se refería.
Desde hace semanas aquí se habla mucho de un escándalo de nepotismo que afecta a diputados de Baviera. 79 diputados de los 187 del Landtag de Múnich tenían contratados a madres, esposas, sobrinos, hermanos y hermanas, cuñados y cuñadas, hijos, a cargo de sus gastos de diputado, como asesores o secretarios en las oficinas parlamentarias.
Por lo visto, eso era tan tradicionalmente tan frecuente en Baviera que en el año 2000 se aprobó una ley prohibiendo esos contratos a familiares hasta el 3º grado. Pero esos diputados habían encontrado la forma de encontrar una excepción a su caso particular. En total son 52 diputados de la CSU, 22, del SPD, 3 Verdes, 3 de los independientes. Como vemos, de casi todos los partidos representados en el Parlamento de Baviera (excepto FDP). Hay algunos casos muy curiosos como el de un diputado que tenía contratado a su mujer como secretaria y a sus dos hijos ¡de 13 y 14 años! , como asesores informáticos. Otro tenía a su madre, mujer y su hermana. Otro, el Presidente del grupo parlamentario, a su mujer, ¡con dos contratos!, uno como secretaria y el otro como asesora: sueldo final, 5.500 Euros al mes. Naturalmente, se ha formado un escándalo considerable.
Desde el año 1967 la CSU lleva gobernando Baviera de forma ininterrumpida ganando elecciones con porcentajes por encima del 45% de los votos y en algunas ocasiones por encima del 50%. Durante este tiempo se ha llegado a identificar CSU con Baviera y parece lo más natural del mundo que en Baviera, simplemente, gobierna la CSU y, como máximo, echa mano de algún voto prestado.
Algo así como antes sucedía con Cataluña y CiU o en el País Vasco con el PNV o en Andalucía, hasta hoy, con el PSOE. ¡Sólo que en Baviera es desde 1946! Si los diputados afectados fueran sólo de la CSU nos podríamos imaginar la que hubiera montado la oposición a cuatro meses de las elecciones de Septiembre (son una semana antes que las generales). Pero claro, socialdemócratas y verdes tienen también diputados que han contratado a sus familiares.
El escándalo ha servido para recuperar una expresión que parecía olvidada desde los tiempos de Franz Josef Strauss, que presidió la CSU desde 1961 a 1988: “Amigospartei”. Durante su dilatada carrera política, en la que lo más notorio quizá fue su fracaso como candidato a la cancillería en 1980, Strauss se vio sacudido por varios escándalos de componendas con empresas, sobornos de la Lockheed , financiación ilegal, cuentas en suiza, asalto a der Spiegel… De aquellos tiempos data la expresión “Amigospartei”, el partido de los amigos, que creo no necesita explicar y que ahora se ha recuperado para calificar un comportamiento de chalaneo entre “amigos” para llenarse el bolsillo.
Hago notar que la expresión elegida para hablar de chalaneos es una expresión española, una de las palabras quizá más bonitas de nuestra lengua. Para un alemán, la expresión “amigos” suena ya inevitablemente, a chanchullo… a corrupción.
¿Porqué no lo ponen en alemán?, me pregunto. Y entonces pienso en lo que me decía mi “amigo” de que los alemanes tienen una habilidad especial para ocultar lo que les interesa como si no existiera.
Conclusión: en Alemania no hay corrupción. Eso es cosa de los “amigos” del Sur.
He preguntado a dos colegas alemanes a ver si ellos llamarían corrupción al escándalo de los diputados de Baviera, y los dos me han respondido…
”No, eso no es corrupción, eso es Nepotismus”. Precisión alemana. El caso es que los políticos alemanes no son corruptos, sólo practican el nepotismo.
¿Es corrupción que Siemens pagara sobornos?. No, me responden, el corrupto sólo es el que recibe el dinero. Eso es Bestechung.
¿Es corrupción manipular el Libor (Deutsche Bank)? No, eso son prácticas de ingeniería financiera, Finanz-Engineering.
¿Es corrupción lo del Presidente de la República que se vende por un par de noches de hotel? No, me responden, eso es estupidez (Dummheit).
Miles de ricos alemanes han evadido fuera del país unos 400.000 mil millones de Euros. ¿Es eso corrupción? No. Eso es evasión de impuestos Steuerhinterziehung. Otra vez la precisión alemana.
Uno de cada tres alemanes contrata servicio doméstico en economía sumergida. ¿Es eso corrupción?, pregunto a mis interlocutores alemanes. No, eso es… normal.
Cuando la precisión lingüística no sirve, entonces sirve die Vernunft, el sentido común alemán.
Por los alrededores de donde TVE tiene la oficina, alrededores del Reichstag, pululan unos 5.000 lobistas de otras tantas empresas cuyo único trabajo es “convencer” a los diputados de que legislen en su beneficio… farmacéuticas, automóviles, acero, construcción, etc.
¿Es eso corrupción? No, dirán todos los alemanes a coro. Eso es legal. Y puede que deba serlo.
Y por si alguno cree que con este texto pretendo decir que en Alemania hay más corrupción que en España o algo parecido, digo expresamente que no.
He leído por algún lado (medio alemán) que hay más de mil políticos, diputados, alcaldes, concejales españoles investigados o imputados por corrupción (ahí sí figura con todas sus letras la palabra maldita). Nada que ver con Alemania. Entre otras cosas porque ya se sabe que el sector de la construcción ha sido la pocilga donde era muy fácil mancharse las manos.
Esa postura de los alemanes, que se resisten a que su país se identifique con la palabra corrupción tiene una visión claramente positiva. Aquí a nadie se le ocurre pensar que “todos los políticos son iguales, unos corruptos”. Si hay un político corrupto, hay un político corrupto y si son 100, son 100, pero no se generaliza porque, al generalizar, estamos también lanzando un mensaje de evaluación de toda la población.
Es decir, cuando en España se dice “todos los políticos son corruptos” se está diciendo “todos los españoles son corruptos”, porque los políticos no son más que el reflejo de la realidad.
¿Nos imaginamos los comentarios si un día los españoles se desayunan con la noticia de que 79 diputados del Congreso - o del Parlament de Cataluña o de Andalucía, me da igual- han contratado a madres, esposas o esposos, hermanas, cuñados, sobrimos o hijos? "Todos son iguales, unos corruptos", sería lo mínimo que oiríamos.
Así que no le doy la razón a mi amigo alemán. Los alemanes no niegan la realidad, lo que pasa es que no quieren pintar en trazo grueso la realidad para que no les alcance también a ellos el brochazo. Eso me parece muy inteligente.
La precisión en el lenguaje ayuda a poner las cosas en su sitio.
El caso es que en Alemania no hay corrupción. Eso es cosa del sur, ya se sabe.