"Y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice: "Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina". Y el doctor responde: "¿Pues por qué no lo mete en un manicomio?". Y el tipo le dice: "Lo haría, pero necesito los huevos". Pues, eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, saben, son totalmente irracionales y locas y absurdas, pero que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos." Woody Allen (Annie Hall)
lunes, 21 de enero de 2013
Los errores de diagnóstico de la crisis
Javier Cuartas
Domingo 20 de enero de 2013
De las crisis se sale atacando sus causas reales. Pero como ningún sujeto y agente económico quiere admitir su parte alícuota de culpa y su contribución al desastre, la tendencia a buscar falsas tesis o explicaciones parciales es muy fuerte. Esta crisis no ha sido en esto distinta a las anteriores, salvo que la propensión a esgrimir argumentos que oculten o maquillen los factores más decisivos y profundos del desplome ha sido mayor en la medida en que esta larga recesión es el desenlace traumático de una gravísima acumulación de desequilibrios y errores económicos concatenados a lo largo de varias décadas, y en los que han participado organismos supranacionales, reguladores, bancos centrales, gobiernos, empresas, bancos y ciudadanos. Esto, que es cierto para la crisis general internacional, es aún más evidente en el caso español.
El economista Enrique Fuentes Quintana, exvicepresidente económico del Gobierno y padre de los Pactos de la Moncloa, alertó en 1983, a propósito de las dos grandes crisis del petróleo, del riesgo de confundir o malinterpretar las causas de los problemas:
"Hay que conocer qué es y de dónde procede la crisis: si no, uno no puede defenderse. Una sociedad que ignora los rasgos que definen la crisis económica y los factores que la producen está condenada a seguir padeciéndola".
Desde 2008 se han acumulado diagnósticos que muchas veces han contribuido más a esconder los problemas que a afrontarlos.
Origen de la crisis.
El primer error de diagnóstico fue buscar el origen de la crisis en 2008, la fecha en que explosionó. Las crisis, como las enfermedades y los desastres naturales, se incuban siempre mucho antes, justo cuando todo parecía ir bien. Lo dijo Merkel el 14 de junio de 2012 en el Bundestag. El origen de los problemas españoles derivan, dijo, de la década precedente: de la "burbuja financiera e inmobiliaria" derivada de comportamientos de una "década irresponsable". Tres meses antes, el 21 de marzo, también lo había dicho el secretario de Estado del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner: España, aseguró, "es víctima de un fenómeno específico de endeudamiento privado y burbuja inmobiliaria". Y "The New York Times" sostuvo el 2 de octubre de 2012: los problemas españoles "proceden del abrupto colapso de una temeraria burbuja inmobiliaria en el sector privado, alimentada de forma artificial por el crédito barato".
Deuda pública previa.
Durante demasiado tiempo, y aún hoy, se dijo que la singularidad española obedece a su elevado endeudamiento público. Falso. La crisis internacional de 2008 alcanza a España con una deuda pública del 36,3% del PIB (cierre de 2007), la menor tasa de deuda del Estado desde 1984. Todos los grandes países europeos entraron en la crisis con una deuda pública entre el 56% y el 104% del PIB. La media de la UE (27 países) estaba en el 61,5%. La media de la zona euro (17 países), en el 69,3%.
Deuda pública actual.
La deuda pública española, aunque se duplicó desde 2007, cerró 2011 en el 69,3% del PIB, el nivel al que ya había llegado la zona euro hace cinco años. El 69,3% de deuda pública española sigue siendo 20 puntos inferior a la de la zona monetaria (87,3%) y 13,2 puntos menor que la media de la UE. A fines de 2011 (último año del que hay datos oficiales definitivos) 12 de los 27 países de la UE tenían más deuda pública que España.
Todos salieron de la crisis.
A fines de 2009 y comienzos de 2010 se generalizó otro diagnóstico falso: todos los países -se dijo- salieron ya de la crisis menos España. En realidad habían salido sólo -y de forma muy leve- de la primera recesión. España también lo hizo. Pero casi todos entraron después en la segunda recesión. De Guindos, ministro de Economía, dijo este miércoles: "La recesión ya no se limita a los países del Sur". La crisis, pues, continúa aún en 2013 en la UE.
El déficit público es insólito.
De los 27 países de la UE, 24 (todos menos Suecia, Estonia y Hungría) tuvieron déficit fiscal en 2011. El déficit es consustancial a las fases recesivas de la economía. El hecho distintivo español es la elevada cifra del descubierto presupuestario desde 2009. Tiene causas.
Gasto público.
España tuvo déficits públicos muy altos en los cinco años de la crisis y en 2011 fue el segundo país con mayor déficit (9,4%, al igual que Grecia), sólo por detrás de Irlanda (13,4). La explicación que ha imperado es que el gasto público español es exagerado. Pero el gasto público español es inferior a la media de la UE. En 2008 estaba en el 75% de la media europea cuando la renta española estaba en el 90% del promedio. Hasta 2007 el gasto público español rondó el 38% del PIB frente al 45% de media europea. En 2010 representó el 45,6% del PIB, aún inferior a la media de la eurozona (51,1%) y de la UE (50,6%). España sólo superaba en gasto público a ocho países excomunistas y a Luxemburgo. Y ello pese a que se elevó del coste de la deuda pública y pese a asumir el mayor gasto por desempleo de la OCDE: el coste de la cobertura de desempleo aumentó en España el 61% durante la crisis (en la UE creció el 33%).
Gasto social.
Tenemos, se dice, un gasto social que no nos podemos permitir. El gasto social por habitante en España es 13 puntos inferior a la media de la UE. Todos los grandes países europeos (Luxemburgo, Holanda, Dinamarca, Austria, irlanda, Suecia, Alemania, Francia, Bélgica, Finlandia, Reino Unido e Italia) gastan más que España y están por encima de la media europea. Siete de estos países mantienen la triple A, máximo "rating" de solvencia.
Estado de Bienestar.
Se dice que España no puede sufragar el Estado de Bienestar. Los países del norte europeo, con un Estado de Bienestar superior al español, se están defendiendo mejor de la crisis que España. La diferencia está en la política tributaria. Hasta las recientes subidas de impuestos, España se dedicó, con Gobiernos del PP y del PSOE, a bajar unos impuestos (renta, sociedades... ) y a suprimir otros (IAE, patrimonio, Sucesiones... para la mayoría de sus contribuyentes). España se situó en la parte baja de la política fiscal de la UE e intentó sostener un Estado de Bienestar a la europea con una estructura fiscal al estilo de EE UU. Este intento es el que ha fracasado, como certificó, entre otros economistas, el asesor español de la Reserva Federal Juan Rubio Ramírez.
Comunidades autónomas.
Las comunidades autónomas "llevaron a España a la ruina", se dijo en 2012. Pero las autonomías, aunque participaron -como el resto de administraciones y agentes privados- de la alegría inversora y de gasto de los años de la euforia anteriores a la crisis, sólo son responsables del 18,74% de la deuda total del Estado, aunque gestionan el 36,2% del gasto público de España. De sus partidas de gasto, el 75% se va en educación y sanidad. A ello se suma Justicia, Dependencia, Protección Civil y otros servicios básicos. La deuda de las autonomías, al cabo de 30 años, es de 150.758 millones. Las familias españolas deben 845.489 millones (5,6 veces más). Y las empresas y empresarios españoles adeudan 1,2 billones, casi 8 veces más. Si de la deuda de las ciudadanos españoles se restan las hipotecas, la deuda contraída por los particulares en gastos de consumo (195.623 millones) es el 30% superior a toda la deuda autonómica española acumulada en tres décadas. Y del déficit público de 2011 (9,4%), las comunidades -aunque concentraron el grueso del incumplimiento- fueron responsables de menos de 3 puntos del descubierto fiscal total.
Políticas de estímulo.
En España se acusó del desequilibrio de las cuentas públicas a los planes de estímulo y gasto que se concertaron en el G-20 entre 2008 y 2009. Pero el gasto total español en esas políticas keynesianas fue de 34.000 millones de euros. Es decir, supuso el 3,4% del PIB (1,7 de media anual) cuando el déficit fiscal total acumulado por España en 2008-2011 fue del 33,3% del PIB. Las políticas de estímulo costaron menos dinero que el rescate europeo a la banca española, que va a suponer 41.000 millones y un aumento de la deuda pública española que, según dijo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en Bruselas en octubre, "no es relevante" porque "sólo supone 4,1 puntos del PIB".
El gasto público es inútil.
Otra creencia asevera el fracaso del recurso al gasto público como política de estímulo. Pero con las políticas de gasto se consiguió reducir la destrucción de empleo de 890.00 afiliados a la Seguridad Social en 2008 a 665.595 en 2009 (25,22% menos) y a 161.923 en 2010 (81,8% menos que en 2008) mientras que, con las políticas de austeridad, la destrucción de empleo remontó en 2011 hasta los 248.173 (53,26% más) y 2012 fue el segundo con mayor pérdida de empleo desde que estalló la crisis: la Seguridad Social perdió 787.241 afiliados (el 217,21% más que en 2011).
Recaudación.
El drama español es que, junto a un aumento del coste del paro hasta los 35.000 millones anuales y unos intereses de la deuda que consumirán otros 38.000 millones en 2013, la recaudación fiscal española se derrumbó en casi 70.000 millones. Éste es el hecho crucial y diferenciador del país. La caída de la recaudación es "un drama nacional", dijo Montoro en julio. Mientras en la zona euro los ingresos estatales se han mantenido a lo largo de la crisis entre el 45,3 y el 44,7% del PIB, en España -y a causa del "pinchazo de la burbuja", de la asfixia de la economía por el gravísimo endeudamiento privado y del aumento de la actividad sumergida-, los ingresos tributarios cayeron del 41,1% del PIB en 2007 al 35,1% en 2011. La recaudación fiscal de España en 2011 fue la más baja del "mundo desarrollado" (Montoro, julio de 2012) y su desplome sólo lo superó Bulgaria (Eurostat). "El problema más importante es que no hay ingresos", dijo Rajoy en Nueva York en septiembre de 2012).
Deuda privada.
La opinión pública española lleva 5 años focalizando el hecho singular y diferencial de la crisis española en el endeudamiento público (pese a que es 20 puntos inferior a la media de la eurozona) y omitiendo que el problema gigantesco de España está en el sector privado: la deuda pública española suma hoy 817.000 millones (0,8 veces el PIB). La deuda privada es de 2,051 billones (más de dos veces el PIB). De esta cifra, 1,2 billones son deuda empresarial. Pero la deuda de las familias también supera a la estatal. El ministro De Guindos aludió por vez primera a la deuda privada como principal problema de España el 23 de julio de 2012 en el Congreso. Pero la reconoció de verdad como desencadenante principal de la crisis específica española el 4 de octubre en una reunión en Londres con economistas de la London School Economics: "El problema lo ha causado la deuda del sector privado", dijo.
Prima de riesgo.
Se dice que España tiene mayor prima de riesgo que otros países a causa del Estado de sus arcas públicas. Pero la prima mide la capacidad de pago del país con el exterior una vez que esto no puede expresarse con el tipo de cambio de una moneda de uso sólo nacional. El problema, por tanto, es la deuda externa. El Gobierno lo reconoció a partir de mayo. El ministro Cristóbal Montoro lo dijo el 1 de mayo, el 20 de junio y el 23 de octubre de 2012 y De Guindos lo afirmó el 23 de julio de 2012. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, ya lo había dicho el 16 de noviembre de 2011.
Deuda externa.
De la abultada deuda externa española (1,8 billones, equivalentes al 180% del PIB), y que se fue acumulando en los últimos decenios, el 85% es privada. La deuda pública supone el 15%. El origen fue el grave endeudamiento de bancos, empresas y familias, que convirtieron a España en demandante de ahorro externo masivo y en importador neto de bienes con un déficit exterior acumulado durante años. En los años de bonanza, España llegó a tener uno de los mayores déficits externos del mundo.
Corregir el déficit.
Si corregimos el déficit público saldremos de la crisis, se afirma con insistencia. Pero el equilibrio presupuestario resolvería en parte la crisis de deuda soberana que arrancó en 2010 a causa de Grecia, pero no la crisis financiera y de la economía real que estalló en 2007 en EE UU y en Europa en 2008. Lo escribió De Guindos el 25 de octubre de 2009, antes de ser ministro: "La salida de la crisis no se producirá hasta que se saneen los balances de las familias, las empresas y los bancos y hasta que no se elimine la sobrevaloración de la vivienda».
El Estado, como una familia.
El aserto de que la gestión económica del Estado y su control es igual al de una familia es uno de los que más repetidos. Pero es otro gravísimo error de enfoque. Una familia ahorra tanto como reduzca sus gastos porque el recorte de sus desembolsos no afecta a sus ingresos. Pero un Estado que recorta gastos e inversiones disminuye también sus ingresos porque su austeridad recorta el crecimiento económico y por ello su recaudación fiscal. Además, puede aumentar sus gastos en desempleo. Es lo que se conoce como multiplicador y divisor fiscal. Aunque su cálculo difiere según épocas y territorios, el FMI acaba de estimar que por cada euro que recorta el Estado, la actividad económica retrocede 1,5 euros.
No habrá empleo con déficit.
Otra idea falsa es que "España nunca ha creado empleo con déficit público". Este argumento lo han repetido muchos políticos, entre ellos Alfonso Alonso en el debate de presupuestos en el Congreso el 25 de abril de 2012. Pero en casi 40 años de democracia, España siempre estuvo en déficit fiscal, salvo en 2005, 2006 y 2007. Sin embargo, fue un país con una alta tasa de generar empleo. Entre 1985 y 1992 pasó de 11 a 13 millones de ocupados y, tras la recesión de 1992-1993, saltó de los 12 millones de ocupados en 1993 a 22 millones en 2007.
Crisis de cajas y políticos.
La tesis de que la crisis financiera sólo afectó a las cajas, y que ello fue debido a la presencia de políticos en sus órganos es una verdad sesgada. La crisis financiera nació en la banca privada de EE UU. Tras dejar quebrar a Lehman Brothers, EE UU y Europa se dedicaron a salvar bancos privados. En la UE fueron rescatados 760 desde 2008. En España hubo bancos privados salvados por otros bancos y hay cajas con niveles de solvencia superiores al grueso de la banca europea. Muchas cajas sanas fueron arrastradas por fusiones con otras dañadas. Las cajas sucumbieron más porque eran más, crecieron mucho más en los años de la euforia y no tenía capacidad jurídica y societaria para ampliar capital, como sí hicieron los bancos. Aunque se expusieron más al riesgo inmobiliario, el porcentaje de morosidad de las cajas a fines de 2011 sobre el total de su cartera de créditos era prácticamente igual a la de los bancos. (Desde 2012, al transformarse en bancos, el Banco de España ya no desagrega la morosidad entre bancos y cajas).
Las ayudas a la banca
El coste del rescate de la banca española es, en contra de la creencia general, menor que la mitad del coste europeo de salvamento bancario. La UE lleva invertido en rescatar bancos el 12% del PIB de los 27 países. España ha dedicado a ese fin desde 2009, el 5,3% (Datos de la Comisión Europea de Competencia el 20 de diciembre pasado).
http://www.farodevigo.es/economia/2013/01/20/errores-diagnostico-crisis/743887.html
EL PAIS - Artículos de Javier Cuartas
http://elpais.com/autor/javier_cuartas/a/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario