Allá en el fondo, todas las palabras que dijimos y de las
cuales ya no guardamos recuerdo, duermen bajo las aguas.
Duermen aquellas que
no supimos decir y esperan su turno para salir a flote. Las cartas que hemos
roto, las no recibidas y las veces que hemos dicho adiós.
La pena que sentimos
y que ahora, al recordarla, nos parece pequeña. La risa o el llanto que no
llegó a brotar.
La amistad que buscamos en el momento difícil y que resultó más
débil que nosotros, más falta de ayuda. La persona a quien quisimos consolar y
nos sirvió de consuelo...
Todo duerme allí, en ese fondo.
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