Un guiri - Chris Stewart - se marcha a vivir a las Alpujarras.....
"Domingo
sonrió y se inclinó para darle un beso, aparentemente acostumbrado a este tipo
de bienvenida. Detrás de ella, en una habitación débilmente iluminada, tres o
cuatro hombres se inclinaban sobre una olla humeante pinchando con sus navajas
trozos de carne de cabra.
-Os
he traído a este extranjero, mi nuevo vecino Cristóbal -anunció Domingo.
Las
navajas se quedaron momentáneamente suspendidas en el aire mientras el grupo de
hombres se volvía para mirarme.
-Es
un honor, mucho gusto, encantado -masculló el de más edad, quien me imaginé que
sería Eduardo.
Por
lo que podía adivinar entre la penumbra, había un parecido familiar muy fuerte
entre éste y al menos dos de los otros hombres agrupados alrededor de la mesa.
Eran delgados como palos, bajos, nervudos y sin duda estaban acostumbrados al
trabajo duro y a los rigores del clima. Todos tenían una nariz tan prominente
que sus demás rasgos faciales parecían ocultarse bajo su sombra.
-Venid
a comer choto -ordenó Eduardo, echando ruidosamente hacia atrás su silla para
hacernos sitio en la mesa.
Domingo
sacó su navaja de bolsillo, una larga hoja de borde afilado como una cuchilla
de afeitar, y comenzó a cortar y a pinchar la carne al igual que hacían los
otros. Con aire vacilante, me saqué mi propia navaja del bolsillo -un cuchillo
de podar de punta redondeada y sin afilar- e intenté en vano ensartar algunos
pedazos llenos de huesos. No les dije que desde mi más tierna infancia mi madre
me había prohibido terminantemente comer con el cuchillo, y que por lo tanto no
había adquirido esa técnica.
Todos
dejaron de comer y se pusieron a mirarme con interés.
-Se
hace así, Cristóbal -sugirió Domingo, pero Eduardo ya había perdido la
paciencia con su inepto huésped.
-Dale
al hombre un tenedor y tráele vino, mujer -ordenó-, no puede comer en seco.
Apareció
un vaso de costa y, mientras tomaba un sorbo, Eduardo se puso a mirarme
fijamente.
-Mi
sobrino me ha dicho que tiene una máquina de esquilar ovejas -aventuró-. La
gente de aquí dice que esas cosas te fríen el rebaño."
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