"Y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice: "Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina". Y el doctor responde: "¿Pues por qué no lo mete en un manicomio?". Y el tipo le dice: "Lo haría, pero necesito los huevos". Pues, eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, saben, son totalmente irracionales y locas y absurdas, pero que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos." Woody Allen (Annie Hall)
miércoles, 31 de diciembre de 2014
Salvados - Ismael Clemente, Managing Director de Magic Real Estate
8:47
"... todo el paralelo 40 pa-bajo funciona del fraude ......todo
funciona por economía paralela, los guarros se crían al TACA TACA, se
alimentan al TACA TACA, se venden al matadero al TACA TACA, ..... los
jamones se venden al TACA TACA, ... y a todo esto el Ministerio de
Hacienda LECHES, tú y yo LECHES .. y no viven precisamente mal.....
claro es muy fácil tener un pesebre de votos de 11 millones de
habitantes en Andalucía. 2 en Extremadura y 6 y pico en Castilla la
Mancha, tener 20 millones de tíos que votan de acuerdo con la
expectativa de aumento o disminución de su subsidio.. es supertentador.
http://www.periodistadigital.com/periodismo/tv/2013/12/02/salvados-jordi-evole-ismael-clemente-fondos-de-inversion-mercado.shtml
domingo, 28 de diciembre de 2014
El embrujo de la guitarra española
0:01 Concierto de Aranjuez - Joaquín Rodrigo
4:45 Los Campanilleros (Popular navideña)
6:41 Sonatina Meridional - Manuel Ponce
11:09 El Vito (Popular)
13:11 La Suite Española - Isaac Albéniz
17:57 La Leyenda del Beso - Soutullo y Vert
21:31 Capricho Árabe - Francisco Tárrega
27:10 La Habanera (Carmen) - George Bizet
29:57 Malagueña (Popular)
31:39 Romance Anónimo - Narciso Yepes
33:51 Pavana - Francisco Tárrega
35:27 Entre Dos Aguas - Paco de Lucía
miércoles, 17 de diciembre de 2014
España cañí.... no cambiaremos nunca !
¿Cómo considera el Ministro de Interior que interceda Santa Teresa de
Jesús por España?, ¿Cuál es el papel de la Virgen del Rocío en la
salida de la crisis?, ¿Ha notado mejorías el Ministerio del Interior
tras la condecoración de la Virgen del Pilar?, ¿Cuáles?
¿Estima el gobierno que hay más intercesiones divinas y sobrenaturales en la situación actual del Estado?, ¿De quienes?, ¿Considera el Gobierno que respeta la aconfesionalidad del Estado?, ¿Tiene intención de promover que España se convierta en un Estado confesional?"
http://www.aralar.eus/es/actualidad/noticias/inarritu-es-premiado-por-la-mejor-pregunta-realizada-este-ano-en-el-congreso
¿Estima el gobierno que hay más intercesiones divinas y sobrenaturales en la situación actual del Estado?, ¿De quienes?, ¿Considera el Gobierno que respeta la aconfesionalidad del Estado?, ¿Tiene intención de promover que España se convierta en un Estado confesional?"
http://www.aralar.eus/es/actualidad/noticias/inarritu-es-premiado-por-la-mejor-pregunta-realizada-este-ano-en-el-congreso
domingo, 23 de noviembre de 2014
Anthony De Mello - 2 - "Un minuto para el absurdo"
- Profesor
Cuando el Maestro se encontró con
un grupo de profesores, habló largo y tendido con
ellos, porque también él había
sido profesor.
«Lo malo de los profesores»,
dijo, «es que
suelen olvidar que el fin de la
educación no es el aprendizaje, sino la vida».
Y contó lo que le había sucedido
cuando, un día, se encontró con un muchacho que
estaba pescando en el río:
«Hermoso día para pescar, ¿eh?»,
le dijo al muchacho.
«Sí», respondió éste.
«¿Y por qué no estás en la
escuela?», le preguntó al cabo de unos instantes.
«Como usted acaba de decir,
señor, hace un hermoso día para pescar».
Y se refirió también al informe
escolar que había recibido de su hija pequeña: «Su hija
progresa bastante en la escuela,
pero sería deseable que su alegría de
vivir no le
impidiera
progresar aún más».
«¿ Qué hace falta para alcanzar
la Iluminación?», preguntaron los discípulos.
Y respondió el Maestro:
«Hay que averiguar qué es lo que
cae en el agua y no produce ondas, se mueve entre los
árboles y no hace ruido,
atraviesa un prado y no mueve una sola brizna de hierba».
Después de reflexionar durante
semanas, los discípulos se dieron por vencidos:
«¿ Qué cosa es ?»
«¿Cosa?», preguntó el Maestro.
« i No es ninguna cosa!»
«Entonces, ¿no es nada?»
«Ésa sería una forma de decirlo.
. .»
«¿Y cómo podemos buscarlo?»
«¿He dicho yo que hubiera que
buscarlo? Se puede encontrar, pero no se puede buscar.
Si se
busca, no se encuentra».
«La gente no está dispuesta a
renunciar a sus celos y preocupaciones, a sus
resentimientos y culpabilidades,
porque estas emociones negativas, con sus 'punzadas',
les dan la sensación de estar
vivos», dijo el Maestro.
Y puso este ejemplo:
«Un cartero se metió con su
bicicleta por un prado, a fin de atajar. A mitad de camino, un
toro se fijó en él y se puso a
perseguirlo. Finalmente, y después de pasar muchos apuros,
el hombre consiguió ponerse a
salvo.
«Casi te agarra, ¿eh?», le dijo
alguien que había observado lo ocurrido.
«Sí», respondió el
cartero, «como todos los días».
Un científico se quejó al Maestro
de que el desprecio que éste manifestaba por los
conceptos, en cuanto opuestos al
«conocimiento no conceptual», era una injusticia para
con la ciencia.
El Maestro se las
vio y se las deseó para hacerle comprender que no tenía nada contra la
ciencia. «Pero», añadió, «ojalá
el conocimiento que tú tienes de tu mujer sea algo más
que un conocimiento científico!».
Más tarde, hablando con sus
discípulos, se mostró aún más enérgico: «Los conceptos
definen», dijo; «pero definir es
destruir. Los conceptos diseccionan la realidad, y lo
que diseccionas lo matas».
«Entonces, ¿son inútiles los
conceptos?».
«No. Disecciona
una rosa, y tendrás una valiosa información -y ningún conocimiento sobre
la rosa. Hazte
un experto, y tendrás mucha información -y ningún conocimiento sobre
la realidad».
El Gobernador dimitió de su
elevado cargo y acudió al Maestro en busca de enseñanza.
«¿Qué quieres que te enseñe?», le
preguntó el Maestro.
«La sabiduría».
«Lo haría con mucho gusto, amigo
mío, si no fuera porque existe un gran obstáculo. . . »
«¿Y cuál es ese obstáculo?».
«Que la sabiduría no puede
enseñarse».
«Entonces, ¿no tengo nada que
aprender aquí?».
«La sabiduría no puede enseñarse,
pero sí puede aprenderse».
Cuando el Maestro era todavía un
muchacho, tenía un compañero en la escuela que no
dejaba de ensañarse con él.
Posteriormente, ya viejo y
arrepentido, aquel tipo había acudido al monasterio, donde fue
recibido con los brazos abiertos.
Un día quiso abordar el tema de
su antiguo comportamiento con el Maestro, pero éste no
parecía acordarse de ello .
«¿Que no lo recuerdas?»
«Lo que recuerdo
con toda claridad es que lo olvidé», dijo el Maestro. y ambos se
echaron a reír.
Cuando llegó a
oídos del Maestro la noticia de que un bosque cercano había sido
devastado por el
fuego, movilizó inmediatamente a sus discípulos:
«Debemos
replantar los cedros», les dijo.
«¿Los cedros?»,
exclamó incrédulo un discípulo. «¡Pero si tardan dos mil años en
crecer...!»
«Entonces
tenemos que comenzar de inmediato», dijo el Maestro. «¡No hay ni un minuto
que perder!».
«Vuestros líderes religiosos
están tan ciegos y confundidos como vosotros», dijo el
Maestro.«Cuando tienen que hacer frente
a los problemas de la vida, lo más que
proponen son respuestas sacadas
de un Libro. Pero la Vida es demasiado grande como
para caber en un libro».
Y para ilustrarlo contó el caso
del atracador que dijo a su víctima: « iEsto es un atraco!
Deme todo el dinero que lleva
encima; de lo contrario. . . »
«De lo contrario, ¿qué?»
«¡Hombre, no me
aturulle usted. . . : éste es mi primer trabajo. . . !».
Al Maestro le gustaba jugar a las
cartas, y un día se encontraba totalmente absorto
jugando al póker con algunos
de sus discípulos durante un bombardeo nocturno.
Cuando interrumpieron el juego
para tomar una copa, la conversación giró en tomo al
tema de la muerte.
«Si ahora mismo, mientras
jugamos, me muriera yo, ¿qué haríais?», preguntó el Maestro.
«¿Qué querrías tú que
hiciéramos?».
«Dos cosas. La primera, quitar mi
cadáver de en medio».
«¿Y la segunda?»
«Repartir
cartas».
Un hombre que había empleado años
en estudiar las leyes de su religión le dijo el
Maestro:
«La clave de una vida santa y
buena está en el amor, no en la religión ni en la ley».
Y le contó el caso de dos
muchachos que acudían un día a la catequesis dominical, pero
estaban tan hartos de doctrina
que uno de ellos propuso «hacer novillos».
«¿Hacer novillos? ¡No sabes lo
que dices! Nuestros padres nos echarían mano y nos
molerían a palos. . .».
«¡Pues les devolvemos los
golpes!».
«¡Cómo! ¿Pegar a tu padre...?
¡Debes de estar loco! ¿Has olvidado que Dios nos manda
honrar padre y madre?».
«Es verdad. . . ¡Hagamos una
cosa: tú pegas a mi padre, y yo al tuyo!».
Lo que no le gustaba al Maestro
de los «activistas sociales» era que buscaban la reforma,
no la revolución.
Y solía narrar este cuento:
Erase una vez un rey muy sabio y
bondadoso que, al enterarse de que había una serie de
personas inocentes en las
mazmorras de su prisión, mandó construir otra prisión más
confortable para aquellos
inocentes.
Un discípulo sentía tal
veneración por el Maestro que le miraba como si fuera el mismo
Dios encarnado.
«Dime, oh Maestro», le dijo en
cierta ocasión, «¿por qué viniste a este mundo?».
«Para enseñar a los necios como
tú a que dejen de malgastar su tiempo en rendir culto a
los Maestros», fue su respuesta.
El Maestro se había propuesto
destruir sistemáticamente toda doctrina, toda creencia y
toda noción de la divinidad,
porque estas cosas, originariamente pensadas para servir de
puntos de referencia, se estaban
tomando como auténticas descripciones.
Y le gustaba citar el dicho
oriental:
«Cuando el sabio señala con el
dedo a la luna, lo único que ve el idiota es el dedo».
«Una creencia religiosa», dijo el
Maestro, «no es una afirmación de la Realidad, sino un
indicio, una pista de algo que es
un Misterio y que queda fuera del alcance del
pensamiento humano. En suma, una
creencia religiosa no es más que un dedo apuntando
a la luna.
Algunas personas religiosas nunca
van más allá del estudio del dedo.
Otras se dedican a chuparlo.
Y otras usan el dedo para sacarse
los ojos. Éstos son los fanáticos a quienes la religión
ha dejado ciegos.
En realidad, son poquísimas las
personas religiosas lo bastante objetivas como para ver
lo que el dedo está señalando. Y
a estas personas, que han superado la creencia, se las
considera blasfemas».
«La humildad no es autoestima»,
dijo el Maestro. «La humildad proviene de la convicción
de que lo único que consigue uno
con su esfuerzo es cambiar su conducta, no a sí
mismo».
«¿Quieres decir que el verdadero
cambio no requiere esfuerzo?».
«Exacto», dijo el Maestro.
«¿Y cómo se produce?»
«Siendo consciente», dijo el
Maestro.
«¿Y qué hay que hacer para ser
consciente?»
«¿Qué hay que hacer para
despertar cuando uno está dormido?», dijo el Maestro.
«En realidad, hay dos tipos de
seres humanos: los fariseos y los publicanos», dijo el
Maestro después de leer la
parábola de Jesús.
«¿Y cómo se reconoce a los
fariseos?»
«Es muy sencillo: son los que
hacen la clasificación», respondió el Maestro.
El Maestro sostenía que lo que
todo el mundo tiene por verdadero es falso; por eso el
«pionero» se encuentra siempre en
absoluta minoría.
Y decía:
«Pensáis en la Verdad como si
fuera una fórmula que podéis sacar de un libro. Pero la
Verdad exige pagar el precio de
la soledad. Si quieres seguir a la Verdad, has de
aprender a caminar solo».
- Tiempo presente
Pero para quienes se atreven a
abandonarse a la experiencia del momento presente -sin
pensar en la experiencia misma ni
desear que ésta se repita o que pueda ser evitada-, el
tiempo se transforma en el
resplandor de la Eternidad».
El Maestro era realmente
despiadado con quienes se complacían en la autocompasión o
en el resentimiento.
«Recibir un
agravio», decía, «no significa nada, a menos que uno insista en recordarlo».
« ¡Mi sufrimiento es
insoportable!», dijo alguien.
Y le replicó el Maestro: «El
momento presente nunca es insoportable. Lo que te hace
desesperar es lo que piensas que
va a suceder en los próximos cinco minutos o en los
próximos cinco días. ¡Deja de
vivir en el futuro!».
«Ando buscando el sentido de la
existencia», dijo el visitante.
«Naturalmente, das por supuesto
que la existencia tiene un sentido... », le dijo el
Maestro.
« ¿Es que no lo tiene?»
«Cuando experimentes la
existencia tal como es -no como tú piensas que es-,
descubrirás que tu pregunta no
tiene sentido», dijo el Maestro.
Los discípulos se hallaban
sentados a la orilla de un río.
«Si me cayera al agua, ¿me
ahogaría?», preguntó uno de ellos.
«No», le respondió el Maestro.
«No es el caerte al agua lo que hace que te ahogues, sino
el quedarte dentro».
«El mundo moderno está padeciendo
de una creciente anorexia sexual», dijo el
psiquiatra.
« ¿Yeso qué es?», preguntó el
Maestro.
«Pérdida del apetito sexual».
« ¡Eso es terrible!», dijo el
Maestro.
« ¿Y cómo se cura ?»
«No lo sabemos. ¿Lo sabes tú?»
«Creo que sí».
« ¿Cómo ?»
«Haciendo que el sexo vuelva a
ser pecado», dijo el Maestro con una maliciosa sonrisa.
Un visitante trataba de explicar
al Maestro cómo era su religión:
«Nosotros creemos que somos el
pueblo elegido de Dios».
« ¿Y qué significa eso?»,
preguntó el Maestro.
«Que Dios nos ha escogido entre
todos los pueblos de la Tierra».
«Creo poder adivinar», dijo el
Maestro con su peculiar humor, «cuál fue, de entre todos
los pueblos de la Tierra, el que
hizo tal descubrimiento».
El Maestro no era ajeno,
ciertamente, a cuanto ocurría en el mundo.
Cuando le pidieron que explicara
uno de sus aforismos preferidos, «No hay nada bueno ni
malo; es el pensamiento el que lo
determina», esto fue lo que dijo:
« ¿No habéis observado que lo que
la gente llama 'congestión' en un tren, se convierte en
'ambiente' en una discoteca ?»
Después de pronunciar un
encendido discurso en un mitin político, un discípulo le
preguntó al Maestro qué le había
parecido.
«Si lo que has dicho era verdad»,
le dijo el Maestro, « ¿qué necesidad tenías de gritar
tanto?»
Más tarde diría a los discípulos:
«Le hace más daño a la Verdad el
ardor de sus defensores que los ataques de sus
enemigos».
« ¿Cómo puedo cambiarme a mí
mismo?»
«Tú eres tú mismo;
consiguientemente, tú no puedes cambiarte a ti mismo, de la misma
manera que tampoco puedes
alejarte de tus pies».
« ¿No tengo, pues, nada que
hacer?»
«Puedes comprenderlo y
aceptarlo».
«Pero ¿cómo voy a cambiar si me
acepto a mí mismo ?».
« ¿Y cómo vas a cambiar si no lo
haces? Lo que no aceptas no puedes cambiarlo;
simplemente, te las ingenias para
reprimirlo».
«Todo el mundo sabe de mi
audacia», dijo el Gobernador, «pero confieso que una cosa
me da miedo: la muerte. ¿Qué es
la muerte?»
« ¿Y cómo puedo saberlo yo?»
« ¡Tú eres un Maestro iluminado.
. .!»
«Tal vez. Pero todavía no soy un
Maestro muerto».
«La sinceridad no es suficiente»,
solía decir el Maestro; «lo que hace falta es honradez».
« ¿Y cuál es la diferencia ?», le
preguntaron.
«La honradez consiste en estar
constantemente abierto a la realidad», dijo el Maestro,
«mientras que la sinceridad no es
otra cosa que creerse la propia propaganda».
Una discípula estaba convencida
de que era una persona egoísta, mundana y poco
espiritual. Sin embargo, después
de una semana en el monasterio, el Maestro la declaró
espiritualmente sana y capaz.
«Pero ¿no habría algo que
pudiera hacer para ser tan espiritual como los demás
discípulos?»
A lo cual replicó el Maestro:
Un hombre compró un automóvil y,
al cabo de seis meses, tras una cuidadosa serie de
cálculos, llegó a la conclusión
de que no estaba sacándole el fenomenal rendimiento que
le había prometido el vendedor.
Acudió entonces a un mecánico, el cual, tras revisar el
auto, le aseguró que estaba en
perfectas condiciones.
«Pero ¿no habría algo que
pudiera hacer para mejorar su rendimiento?», le preguntó el
hombre.
«Bueno, sí», dijo el mecánico.
«Puede usted hacer lo que hacen casi todos los
propietarios de un automóvil».
« ¿Y qué es?»
«Mentir acerca de su
rendimiento».
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